Día Internacional de los Trabajadores. Fecha para recordar la lucha obrera. La de quienes perdieron su vida reivindicando derechos sociales y laborales. Ese es el primero de Mayo. Pero debe ser cada uno de los días que tiene el calendario. Hoy, se han devaluado los derechos de los trabajadores ante una situación crítica en la que lo importante es obtener un empleo, sea al precio que sea, sea en las condiciones que sean. Por eso es importante también reivindicar nuestra conciencia social. Nuestra respulsa ante la vulneración los derechos laborales. Lo contrario nos hace cómplices de la situación.
Una anécdota. Ayer descubrí que mis alumnos desconocían por qué el día 1 de mayo no era lectivo. Descnocían que hace ciento veintiocho (128) años, miles de trabajadores en Chicago iniciaron una huelga general reivindicando la jornada laboral de ocho horas. Miles de trabajadores muertos. Treinta y ún detenidos, acusados de ser los responsables de las revueltas. Todos ellos anarquistas. Muchos de ellos periodistas. Ocho de ellos condenados a muerte y ejecutados en la horca. Uno de ellos, August Spies, durante el juicio advirtió al juez:
"Honorable juez, mi defesna es su propia acusación, mis pretendidos crímenes son su historia ... Puede sentenciarme, pero al menos que se sepa que el estado de Illinois ocho hombres fueron sentenciados por no perder la fe en el´último triunfo de la libertad y la justicia".
Nada de esto conocían mis alumnos. Creen que desde el inicio de los tiempos los hombres y las mujeres han vivido con todo tipo de derechos. Así es... quizás esa sea la adolescencia. Sólo espero que ayer aprendieran que no todo nos viene dado, que la conformidad no lleva a ningún lado, y que la lucha debe ser el movimiento presente en cada uno de nuestros días. Lo contrario es la muerte del espíritu y la denigración como ciudadanos.
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