El embuste

Permítanme que me parta de risa. Nuevamente se la han colado a Ingelmo. Ese gran periodista que al parecer no hace fines de semana en la redacción y puede llevar a su hijo a los partidos de fútbol, o eso me cuentan. No pienso llamarlo para corroborarlo. Lo escribo y punto, como hace él. 

Ahora parece que el incidente del cónsul alemán en el Ayuntamiento fue un invento. Un embuste como lo ha titulado el redactor en el día de hoy. Lo que no aclara en su artículo es quién fue el artífice del embuste. Seguramente él mismo, que se creyó lo que le contaron sin verificarlo con anterioridad. Una técnica muy propia de Ingelmo. Ya lo hizo conmigo y también con los responsables del anterior gobierno de la UCA cuando publicó el supuesto "despilfarro de las tarjetas". Tardes de gloria nos quedan por ver de este redactor con estos asuntos. 

Así que hoy leo en un comentario suyo en el blog de Fernando Santiago que "llamó al Alcalde" para verificar el cotilleo que le contaron. Y que éste le respondió tarde. Que quieres que te diga Ingelmo: seguramente la llamada no la hiciste. Nunca la haces. Tiras la piedra y escondes la mano. Siempre así. Sin verificar, sin contrarrestar, sin publicar la opinión de a quien pones como los trapos. Porque para eso, como a mi me dijiste, existe el derecho a rectificación. ¿El qué? La rectificación de tus embustes de quienes nos sentimos lesionados. Así me siento cuando publicas una información sin los mínimos que se exigen a un periodista de los buenos o de los malos como tú. Supongo que tus profesores y profesoras en la facultad andarán dándose collejas por no haberte hecho repetir curso. Esto te lo digo desde mi libertad de expresión, que yo también la tengo y la ejerzo. Ahora más que nunca. 

Este "periodista" no aprende ni en cabeza propia ni en ajena. Y si no que cuenten por que se produjeron los últimos cambios en su medio de comunicación. Lo que no entiendo es cómo le siguen pagando la nómina, con la de buenos periodistas en paro que hay en nuestra ciudad.