Es verdad. La Presidenta de la Diputación, mi compañera Irene García, tiene razón. ¿Por qué no se pone en el circuito de lo opinable la cantidad que perciben eurodiputados/as, parlamentarios/as autonómicos/as, senadores/as y diputados/as? Más aún cuando el nuevo senador de Podemos, Ramón Espinar, ha renunciado a percibir el salario que le corresponde por la Camada Alta. No se si parte de mi ejecutiva provincial estará de acuerdo con poner en circulación esta pregunta, sobretodo si ésta se formula como una huida hacia adelante sobre los sueldos de quienes ocupan puestos institucionales en los ayuntamientos y en las Diputaciones Provinciales.
Creo que la cuestión radica no en abaratar las instituciones, sino en quién podría poner sobre la mesa como compromiso electoral que sólo percibirá aquello que recibía ejerciendo su profesión habitual. Un compromiso que tiene su correspondencia con la fecha de caducidad en el ejercicio de la actividad política. Esto es, sólo podrán adquirir este compromiso quienes tienen una actividad profesional a la que regresar.
El otro día leía que este debate sobre los sueldos solo supondría "abaratar" la política. Y que esto conduciría a que los "mejores" rechazarían el ejercicio de una actividad pública y representativa, al no serles atractiva dicha actividad (económicamente hablando).
Creo que la cuestión radica no en abaratar las instituciones, sino en quién podría poner sobre la mesa como compromiso electoral que sólo percibirá aquello que recibía ejerciendo su profesión habitual. Un compromiso que tiene su correspondencia con la fecha de caducidad en el ejercicio de la actividad política. Esto es, sólo podrán adquirir este compromiso quienes tienen una actividad profesional a la que regresar.
El otro día leía que este debate sobre los sueldos solo supondría "abaratar" la política. Y que esto conduciría a que los "mejores" rechazarían el ejercicio de una actividad pública y representativa, al no serles atractiva dicha actividad (económicamente hablando).
Este asunto tiene mucha "tela que cortar". Es verdad que en nuestro país los sueldos están delimitados básicamente por la formación que tiene quien desempeña un puesto de trabajo, por la responsabilidad que se asume y por el ámbito de actuación de la misma. Y que los límites están puestos en la nueva Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Y que en estos momentos, claro está, por cumplimiento de la ley, todo el mundo parece estar por debajo de las cantidades previstas en ella. Y eso se vende como un logro.
Pero ¿es cierto que de seguir a la baja o manteniendo los parámetros establecidos al ejercicio del servicio público no se acercarán los "mejores"? Pues, no. Porque participar activamente en política debe ser por vocación, por convicción de servicio público. Y para ello debe dar exactamente igual el salario que se obtenga por ello. Meritosa es la decisión de algunos de los concejales del gobierno municipal actual que percibirán menos que lo que venían cobrando en sus puestos en la administración local. Que tampoco debería ser así.
Creo que si el compromiso es de cobrar aquello que se venía cobrando en la actividad profesional que se ejercía, el efecto que producirá será el contrario: los "peores", aquellos y aquellas que han venido a la política con una clara vocación de salida profesional saldrán espantados de la misma. Y de estos hay muchos. De aquellos que sin pegar un palo al agua han montado su vida personal bajo la supuesta seguridad de cobrar más y más cuanto más escalan en las formaciones políticas. Y esto pensando en algunos del PP, que conste.
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