El anuncio realizado en estos días por Susana Díaz de que dará a luz en un hospital público, no tiene nada de extraordinario. Porque no podía ser de otro modo. Siempre he defendido que los dirigentes socialistas deberían dar ejemplo de su apuesta personal por lo público, por la sanidad y la educación pública. Por eso, aunque algunos se lo hayan tomado como una crítica de carácter personal, siempre he creido que cuando alguien pone cara al Partido Socialista y ejerce la primera línea de la política, su compromiso tiene que partir de su esfera más personal. No te puedes poner la camiseta verde en defensa de la educación pública y llevar a tus hijos e hijas a colegios concertados o participar en la defensa de la sanidad pública con los argumentarios del partido y utilizar la sanidad privada. Y eso no significa que, en el caso de la educación, renuncies a la elección de centro, sino que simplemente no puedes ejercer ese derecho. Cuestión que señalo con todo el respeto que me merecen los profesionales de los centros educativos concertados.
Porque igual que Susana Díaz formulaba en estos días que nuestra sanidad pública es la joya de la corona, para mi la educación pública también lo es, aunque en estos años haya sufrido tantos recortes.
Porque igual que Susana Díaz formulaba en estos días que nuestra sanidad pública es la joya de la corona, para mi la educación pública también lo es, aunque en estos años haya sufrido tantos recortes.
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