domingo, 15 de septiembre de 2013

Víctor Jara





Cuarenta años hace que el mundo perdió su voz revolucionaria, contestataria contra el poder ejercido por el fascismo. Perdimos al autor que cantaba a la libertad del pueblo y a la lucha obrera. Victor Jara fue torturado y asesinado seis días después del golpe militar de Pinochet, que dejo a una Chile sumida en la represión, la violencia, el estado del terror y la falta de derechos y libertades. Hoy cuarenta años después el mundo lo recuerda, el mundo lo necesita. 

Abrimos esta semana con "Vientos del pueblo" y su último poema, el que escribió en el horrible cautiverio que cortó su voz para siempre.


Somos cinco mil 
en esta pequeña parte de la ciudad. 
Somos cinco mil 
¿ Cuántos seremos en total 
en las ciudades y en todo el país ? 
Solo aqui 
diez mil manos siembran 
y hacen andar las fabricas. 

¡ Cuánta humanidad 
con hambre, frio, pánico, dolor, 
presión moral, terror y locura ! 

Seis de los nuestros se perdieron 
en el espacio de las estrellas. 

Un muerto, un golpeado como jamas creí 
se podria golpear a un ser humano. 
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores 
uno saltó al vacio, 
otro golpeandose la cabeza contra el muro, 
pero todos con la mirada fija de la muerte. 

¡ Qué espanto causa el rostro del fascismo ! 
Llevan a cabo sus planes con precisión artera 
Sin importarles nada. 
La sangre para ellos son medallas. 
La matanza es acto de heroismo 
¿ Es este el mundo que creaste, dios mio ? 
¿Para esto tus siete dias de asombro y trabajo ? 
en estas cuatro murallas solo existe un numero 
que no progresa, 
que lentamente querrá más muerte. 

Pero de pronto me golpea la conciencia 
y veo esta marea sin latido, 
pero con el pulso de las máquinas 
y los militares mostrando su rostro de matrona 
llena de dulzura. 
¿ Y Mexico, Cuba y el mundo ? 
¡ Que griten esta ignominia ! 
Somos diez mil manos menos 
que no producen. 

¿Cuántos somos en toda la Patria? 
La sangre del companero Presidente 
golpea más fuerte que bombas y metrallas 
Asi golpeará nuestro puño nuevamente 

¡Canto que mal me sales 
Cuando tengo que cantar espanto! 
Espanto como el que vivo 
como el que muero, espanto. 
De verme entre tanto y tantos 
momentos del infinito 
en que el silencio y el grito 
son las metas de este canto. 
Lo que veo nunca vi, 
lo que he sentido y que siento 
hara brotar el momento...



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