jueves, 16 de julio de 2015

Alcaldes a tiempo parcial

Ayer leía con cierto espanto como la oposición en pleno se apuntaba al carro de la crítica del Alcalde por su conciliación de la vida familiar e institucional. No se dan cuenta que, aún pareciéndome lamentable el ataque brutal en aspectos de su vida privada, esas críticas acercan aún más al Alcalde a hacer veraz la frase que soltó el día 22 de mayo por la noche: "por fin, entra la gente normal en el Ayuntamiento". Como he pronunciado en otras ocasiones la gente normal ya estábamos, quizás lo que ocurre es que se han quedado en la bancada de enfrente los que no lo son ni lo parecen. Claro está, la gente corriente no tiene 5.000 euros al mes para hacer más llevadera la conciliación con su prole.

No me extraña nada el discurso del portavoz del PP. Que si es mucha responsabilidad para compatibilizar con las "tareas" familiares, que si un Alcalde debe dedicar el cien por cien de su tiempo para la ciudad... nada nuevo bajo el sol. Pero lo que no cabe es mentir. Como escribe Alberto Ramos en su blog, se le ha olvidado a Ignacio Romaní que Teófila pasaba la mitad de la semana en Madrid, dedicada a sus funciones como Diputada en Cortes. Además, no es cierto que fuera a todos los "saraos" de la ciudad. Un bulo más sobre ella. En más de una ocasión no acudió a la Velada de los Periodista y a la inauguración del Rastrillo. No diré los motivos personales que aducían sus concejales y concejalas en su ausencia en más de uno, de dos y de tres actos, porque de todos son sobradamente conocidos y Enrique Montiel se encargó de recordar recientemente en el programa de "El café del Correo".

"Apoyo y creo en la conciliación", debería estar reñido con criticar al Alcalde por esa decisión personal. Una paternidad responsable es una paternidad compartida y más en situaciones de disolución del matrimonio. Nosotros que siempre abogamos por tener hombres corresponsables con las relaciones familiares, ahora nos descolgamos entrando al trapo. Mal. Colocados en el argumentario más reacionario del Partido Popular. Sobretodo cuando el cuidado de los hijos ha sido también utilizado como excusa por algunos para no acudir a los actos culturales de la ciudad. Mejor, no cuento. Porque ¿quién no tiene que conciliar su vida laboral y familiar?

La desorganización que parece reinar en el Ayuntamiento de Cádiz no es debido a este motivo. En todo caso, será más bien fruto de la inexperiencia y del aterrizaje en una institución compleja.

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