El martes pasado escribí sobre estos personajes, los Golfos Apandadores, que pululan por nuestra vida pública. Parece ser que la entrada gustó mucho y por ello me decido a hacer un segundo capítulo. Si los de la semana pasada eran de oficio sus contabilidades, en A y en B, los de hoy se dedican a sus negocios. Y ya se sabe como es el mundo de los negocios, un día bueno y al otro malo. Nuestros apandadores están en sus días malos, los han tenido mejores, esplendorosos. Días de vino y de rosas, de comisiones sustanciosas, de amiguitos del alma, de eso te lo arreglo yo en un tristrás, en fin que se codeaban con lo mejor de los mejor de su partido, de su club de amiguetes. Os dejo la foto de uno de sus momentos cumbres, de cuando eran los reyes y maestros de los apandadores, de bodorrio por todo lo alto, invitados de honor del ex Josemari. Lo dicho han tenido momentos mejores, lo deseable es que los tengan peores, una buena condena judicial y la devolución de los ingresos ilícitos. Eso esperamos muchos españoles.
Golfos, golfos, pero golfos de verdad.
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