Perpleja me quedé ante la situación que pude ver el otro día en la Plaza del Palillero, al observar cómo una mamá que llevaba un cochecito de bebé veía impedido su acceso al edificio municipal del Centro Integral de la Mujer. Este edificio cuenta con una rampa de acceso para discapacitados, con su correspondiente plataforma elevadora, pero ésta no puede ser utilizada con los carritos de bebé. De este modo, cuando una persona acuda a la sala de lactancia que hace poco tiempo fue inaugurada por Teófila Martínez, no puede acceder a ella si lleva carrito, encontrándose con 7 escalones insalvables, salvo por la solidaridad de un vecino o vecina o del personal del edificio -seguramente el intento de uso de la sala de lactancia, quedará en eso, en intento, como le pasó a esa mamá hace unos cuantos días-.
Así, ya podría la Alcaldesa dejarse de tanta foto y de tanta proclama, y preocuparse porque esta iniciativa, me refiero a la sala de lactancia, pueda ser realmente utilizada suprimiendo las barreras, pero, qué se puede esperar de un Equipo de Gobierno que tiene totalmente desatendidas a las personas con discapacidad.
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