martes, 18 de junio de 2013

Téofila y la infravivienda en Cádiz: Mirador 17



Nuevamente escuchaba hoy en la Cadena Ser cómo se recordaba la actividad incesante que la Junta de Andalucía, a través de la Oficina de Rehabilitación del Casco Antiguo, ha efectuado en la recuperación de las fincas de nuestra ciudad. Durante años, se ha trabajado para eliminar la infravivienda en Cádiz y para que los gaditanos, con mermados recursos económicos, que vivían en fincas casi desechas por el paso del tiempo, pudieran adecentarlas, bien por ser sus propietarios, bien siendo sus inquilinos, que aquellos no pusieran "pero" alguno para mejorarlas.

Hoy aún queda infravivienda en nuestra ciudad, y Cádiz no luce tan bonita, ni tan segura, ni tan habitable como debiera. Hoy aún quedan fincas como la que hoy se describía en los informativos de la Cadena Ser: Mirador 17. Sólo por poner un nombre, una situación.

Y es que en junio 2008, la Oficina de Rehabilitación del Casco Antiguo puso en conocimiento del Ayuntamiento de Cádiz que no se había llegado a un acuerdo con el propietario de esta finca, a fin de que éste con la ayuda de la Junta de Andalucía no sólo adecentara la misma, sino que se mejoraran sus condiciones de habilidad, transformándola y eliminando los partididos que en ella existen -en presente porque aún los hay-. A partir de ese momento, correspondía al gobierno municipal actuar. 

Tres años después, en la campaña de las elecciones municipales, me adentré en esta finca. Miedo daba pasear por sus pasillos, subir los escalones y posicionarte en el último piso con un corredor de vértigo, no por la altura, sino por sus condiciones. En aquel momento pudimos conocer que el gobierno municipal había dictado su primer requerimiento para que el entonces propietario ejecutara obras de seguridad -a mi juicio insuficientes, puesto que no atajaría el problema de fondo: la infravivienda de la finca-.

Otros tres años después, vuelve a ser noticia por sus condiciones de inseguridad, de insalubridad y de inhabilitabilidad. Tres años después, el gobierno ha vuelto a hacer un requerimiento, eso sí, al nuevo propietario, porque la finca ha cambiado de manos, se le da audiencia, plazo de alegaciones, nuevos avisos, como si no se hubiera enterado de las condiciones en las que estaba la finca cuando la compró. Pero mientras esto se hace con ese nuevo propietario -ahí os dejo el Decreto de la Junta de Gobierno Local de febrero de este año-, los vecinos, muchos de ellos ancianos, siguen viviendo en pésimas condiciones.
Por eso, parece que esta situación es un mal, que nadie puede remediar. Pero no es así. Sólo desde la "INTERVENCIÓN" pública se puede atajar este problema. Primero requiriendo con mayor contundencia a la propiedad el arreglo inmediato de la finca, imponiendo las multas coercitivas que la ley establece y ejecutando la obra subsidiariamente o expropiando la finca. Todas ellas medidas en manos de los Ayuntamientos. Todas ellas medidas en manos del gobierno municipal, de la Alcaldesa como máxima autoridad. Si Teófila no lo hace es porque no quiere, así de simple.

Ahí os dejo un artículo de El País que viene al caso y explica cómo se hacen las cosas bien.

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/06/14/andalucia/1371238534_682890.html





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