El ejercicio noble de la política

 

Siento la libertad de escribir de aquello que me ocurre. Demasiadas mentiras en los días que van desde el pasado 7 de marzo. Medias verdades intencionadas, con el único objetivo, o así lo creo, de desprestigiarme profesionalmente. Los que me conocen saben que es así. Los que no, estarán sujetos a aquello que vean o lean, literalmente o entre líneas. Esa desgraciadamente parece ser la realidad en la que me metí hace siete años, cuando decidí entrar en política activa. Cuando decidí pasar de la crítica en los encuentros con los amigos y amigas, en los que además de las cuestiones diarias se habla de lo mal que está aquello o lo peor que se puede estar si gana la derecha. La realidad de la tergiversación, de la insidia, de la conspiración, de las amenazas veladas, del no sigas por ahí... ha entrado en mi vida. 

 

Hace siete años, decidí, porque así me lo propuso la ejecutiva del Partido Socialista, formar parte de la lista de las elecciones municipales de 2007. Sin experiencia alguna en política, en estos siete años he tenido experiencias increíbles, he aprendido muchísimo e intentado pelear siempre desde la mayor defensa que las siglas socialistas merecían. Pero también he sufrido. Desde el plano más político, al conocer la lamentable situación de miles de gaditanos e intentar en cada propuesta, en cada escrito, solucionar su situación, a veces de un modo infructuoso, en otras, con pequeñas "victorias" sólo para aquellos a los que apoye y a los que aconsejé. 

 

Pero desde el plano personal, el sufrimiento se ha vuelto a veces "insoportable". No sólo por la situación de desprestigio en la que entras, no en vano la llamada "clase política" asquea enormemente a la ciudadanía, y a sus ojos tú eres igual que los demás. Sino porque, cuando inocentemente entras a formar parte de una lista electoral, a partir de ese momento eres una servidora pública, sólo quieres ansiosamente poner tu grano de arena para solucionar la situación de los demás, siempre con la visión de que lo tuyo no importa, de que eres concejala veinticuatro horas.

 

Estos días, hablando con mis amigos y amigas, a algunos han expresado que esta es la política, como dando por bueno que cuando entras en este mundo -libremente como yo lo hice- estas expuesto a todo, más o menos como te lo has buscado. Y mi respuesta siempre ha sido la misma: esto no es la política, esto es lo que nos han hecho creer que es la política. 

 

Asi que, aunque me sigan intentando desprestigiar, seguiré creyendo, que la política es el mejor instrumento para transformar nuestra sociedad. Seguiré creyendo que el interés general está por encima del interés particular. Y eso, ni más ni menos debe ser el ejercicio noble de la política. Ahi estoy ese es mi compromiso.