Ayer estuve en la manifestación de Cádiz con motivo del Uno de Mayo. Fuí acompañada de mis hijas y mi marido, porque tengo claro que ellas tendrán que seguir peleando por sus derechos.
Pero me quedé con una sensación agridulce. De una parte me alegró compartir la jornada con las personas, trabajadores y trabajadoras, en una fecha tan significativa para todos aquellos que no tenemos otro valor que nuestra fuerza de trabajo manual o intelectual. Pero me hubiera gustado ver, compartir con mucha más gente, la situación del país lo exige. Hay una tasa de paro aterradora, la precariedad laboral avanza a pasos de gigante, la pérdida de derechos laborales es lacerante, ya ni siquiera se habla de la prevención de riesgos laborales ¿por qué no se movilizó más gente? No puedo creer que muchos hayan preferido la playa a expresar su conformidad con la actual situación.
Me preocupa que esto pueda ser debido a que esté calando el mensaje antisindical que viene haciendo la derecha ultramontana desde hace ya algún tiempo. Quiero partir una lanza por los sindicatos de clase, pese a su defectos y errores son nuestra última trinchera en la defensa de los derechos laborales y el Estado del Bienestar. Si los desbordan estamos perdidos.
Pero me quedé con una sensación agridulce. De una parte me alegró compartir la jornada con las personas, trabajadores y trabajadoras, en una fecha tan significativa para todos aquellos que no tenemos otro valor que nuestra fuerza de trabajo manual o intelectual. Pero me hubiera gustado ver, compartir con mucha más gente, la situación del país lo exige. Hay una tasa de paro aterradora, la precariedad laboral avanza a pasos de gigante, la pérdida de derechos laborales es lacerante, ya ni siquiera se habla de la prevención de riesgos laborales ¿por qué no se movilizó más gente? No puedo creer que muchos hayan preferido la playa a expresar su conformidad con la actual situación.
Me preocupa que esto pueda ser debido a que esté calando el mensaje antisindical que viene haciendo la derecha ultramontana desde hace ya algún tiempo. Quiero partir una lanza por los sindicatos de clase, pese a su defectos y errores son nuestra última trinchera en la defensa de los derechos laborales y el Estado del Bienestar. Si los desbordan estamos perdidos.
También noté a mi partido apagado, falto de nervio en la manifestación. Vale que era el día de los sindicatos pero una pancarta de apoyo no hubiera estado de más. Y al no verse, estuvo la cosa de menos. Espero que a la próxima vayamos más alegres y combativos. De todos modos no hay que desanimarse, la lucha es larga. Hay que seguir pese a quien pese, no podemos permitir que en dos años perdamos los derechos laborales que durante dos siglos se han logrado. Dos siglos de lucha obrera.
Marta, te doy la respuesta: pasamos de todos los partidos políticos y de los sindicatos.
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