Todo acordado o eso parece. Dejaremos que Rajoy intente formar gobierno. Mientras tanto resistiremos las embestidas, manteniendo nuestro voto en contra. Nos sentaremos a negociar con partidos de izquierdas siempre y cuando éstos renuncien a cualquier "línea roja" que incluya referéndum en Cataluña. La pelota en el tejado de Podemos que parece ahora más preocupado por el futuro de esa comunidad autónoma que por restituir el Estado de Bienestar con un gobierno de izquierdas. Porque aunque el resultado electoral haya podido dividir en dos mitades nuestro país, una cuestión se ha de tener clara: los ciudadanos han dicho no a las políticas de Rajoy, en el fondo y en la forma de las mismas.
Pobre Pedro. Se lo que es aguantar el tipo y recibir las puñaladas desde dentro. Menudo espectáculo. Nada nuevo en el horizonte, por otro lado. Ya Pedro no es tan guapo, ni tan alto, ni tan sonriente, ni su camisa blanca le sienta tan bien. Así se ha podido ver en algún lugar que algunos la camuflan debajo de un jersey, no vaya a ser que los nuevos aires en el partido se lo lleven por delante tras haber aireado su amistad personal con Pedro Sánchez. Supongo que a estas alturas y esperando lo que depara el futuro, Pedro habrá aprendido la lección: uno no se puede rodear de cualquiera para obtener el poder orgánico porque tarde o temprano empieza la "bacanal" y tampoco puede pretender fortalecer sus posiciones haciendo rodar cabezas, más pronto que tarde, esos muertos pasan factura.
Tras el Comité Federal de ayer asume Pedro en primera persona la responsabilidad del mal resultado. Pero ¿debe ser así? En principio sí. Pero lo más coherente sería analizar los resultados comunidad por comunidad, municipio por municipio. De este modo, todos los secretarios y secretarias generales asumirían de una vez por todas su cuota de responsabilidad. Bajamos en votos en casi todas ellas. ¿Por qué? Porque no fuimos capaces de virar a la izquierda cuando debimos hacerlo. Quizás la culpa esté en nuestras medidas tintas en algunas cuestiones. En fiarnos para gobernar en algunos sitios de la nueva derecha emergente. En negociar con unos o con otros sin importarnos su ideología. O en tratar con mayor dureza a Podemos que al Partido Popular. Desde que milito en el Partido Socialista siempre he escuchado a los "viejos del lugar" decir que el partido debía buscar el centro, porque solo desde esa posición seríamos capaces de restituir la confianza de la ciudadanía. ¡Y una porra! Aquellos estaban tan preocupados de su propio sillón, que mientras tanto un partido de izquierdas emergía.
Pero agarraros que vienen curvas. Los "juveniles de la política", esos que aprendieron con sangre grabada que estar en política es lo mismo que ganar un sueldo, apuntan maneras de derechización de nuestro partido. Ojo al dato. Al que indica en titulares que prefieren un gran pacto PP-PSOE que a cualquier otro o a quienes proclaman por las esquinas que los gobiernos municipales de Podemos son peores que los del Partido Popular, olvidando el rodillo de sus alcaldes y alcaldesas o el sufrimiento proferido a la ciudadanía por esa derecha rancia.
Y mientras tanto, ahora toca verlas venir. Y en eso, que todo el mundo tenga claro que sería un error imperdonable para nuestro partido que nos tocara asumir la responsabilidad de cuatro años más de gobierno de Mariano Rajoy o de que la ciudadanía tuviera que acudir nuevamente a las urnas. Así que más vale que la estrategia se haya pensado bien, porque entonces no quedará ni Pedro, ni Susana, ni Guillermo ni Ximo ni Emiliano ni Javier. ¡Estos últimos con tantos remilgos con Podemos! Y más vale que vayamos pensando que no hay nada de malo en el derecho a decidir, sólo democracia.
Pobre Pedro. Se lo que es aguantar el tipo y recibir las puñaladas desde dentro. Menudo espectáculo. Nada nuevo en el horizonte, por otro lado. Ya Pedro no es tan guapo, ni tan alto, ni tan sonriente, ni su camisa blanca le sienta tan bien. Así se ha podido ver en algún lugar que algunos la camuflan debajo de un jersey, no vaya a ser que los nuevos aires en el partido se lo lleven por delante tras haber aireado su amistad personal con Pedro Sánchez. Supongo que a estas alturas y esperando lo que depara el futuro, Pedro habrá aprendido la lección: uno no se puede rodear de cualquiera para obtener el poder orgánico porque tarde o temprano empieza la "bacanal" y tampoco puede pretender fortalecer sus posiciones haciendo rodar cabezas, más pronto que tarde, esos muertos pasan factura.
Tras el Comité Federal de ayer asume Pedro en primera persona la responsabilidad del mal resultado. Pero ¿debe ser así? En principio sí. Pero lo más coherente sería analizar los resultados comunidad por comunidad, municipio por municipio. De este modo, todos los secretarios y secretarias generales asumirían de una vez por todas su cuota de responsabilidad. Bajamos en votos en casi todas ellas. ¿Por qué? Porque no fuimos capaces de virar a la izquierda cuando debimos hacerlo. Quizás la culpa esté en nuestras medidas tintas en algunas cuestiones. En fiarnos para gobernar en algunos sitios de la nueva derecha emergente. En negociar con unos o con otros sin importarnos su ideología. O en tratar con mayor dureza a Podemos que al Partido Popular. Desde que milito en el Partido Socialista siempre he escuchado a los "viejos del lugar" decir que el partido debía buscar el centro, porque solo desde esa posición seríamos capaces de restituir la confianza de la ciudadanía. ¡Y una porra! Aquellos estaban tan preocupados de su propio sillón, que mientras tanto un partido de izquierdas emergía.
Pero agarraros que vienen curvas. Los "juveniles de la política", esos que aprendieron con sangre grabada que estar en política es lo mismo que ganar un sueldo, apuntan maneras de derechización de nuestro partido. Ojo al dato. Al que indica en titulares que prefieren un gran pacto PP-PSOE que a cualquier otro o a quienes proclaman por las esquinas que los gobiernos municipales de Podemos son peores que los del Partido Popular, olvidando el rodillo de sus alcaldes y alcaldesas o el sufrimiento proferido a la ciudadanía por esa derecha rancia.
Y mientras tanto, ahora toca verlas venir. Y en eso, que todo el mundo tenga claro que sería un error imperdonable para nuestro partido que nos tocara asumir la responsabilidad de cuatro años más de gobierno de Mariano Rajoy o de que la ciudadanía tuviera que acudir nuevamente a las urnas. Así que más vale que la estrategia se haya pensado bien, porque entonces no quedará ni Pedro, ni Susana, ni Guillermo ni Ximo ni Emiliano ni Javier. ¡Estos últimos con tantos remilgos con Podemos! Y más vale que vayamos pensando que no hay nada de malo en el derecho a decidir, sólo democracia.
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