Tiene razón Iñaki Gabilondo: "todos contra el PSOE". Ese es el giro que ha tomado la campaña electoral en estos días. A partir del debate del pasado lunes, diría yo. Porque, aunque Pedro no parecía especialmente empático esa noche, cierto es que fue el más solvente de los tres candidatos y la candidata "suplente".
Todos arañan su cuota de electores. Claramente, el PP despreocupado por la pérdida de votos tras conocer en repetidas encuestas que pudieran ser los primeros en el resultado electoral. Y más despreocupados cada día que pasa viendo la alineación a la derecha que tiene Ciudadanos que les permitirá cerrar un pacto de gobierno con este partido ya no tan emergente. Por eso, para la derecha fragmentada de este país, el PSOE es el objetivo a batir. Podemos siempre tuvo claro que su granero de votos estaba en la izquierda y ahí es donde pueden rascar. Y se emplean a fondo en ello. Pero ya lo sabíamos. Si no a ¿qué viene que Pablo Iglesias diera la bienvenida a los "socialistas de corazón" -como si hubiera alguno que no lo fuera- en el mitín del pasado 4 de diciembre en nuestra ciudad? Y ahí, espero que no nos toque asumir las culpas, las de haber abandonado al electorado de izquierdas y habernos tirado unos cuantos años, más de una década, deambulando en la franja del centro.
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