Lo siento David de la Cruz. Copio tu titular. Abro la web de Cádiz Directo y me encuentro con un artículo sobre el colegio de mis hijas. En él se explica la diversidad de nacionalidades que impera en el CEIP Celestino Mutis. Hasta doce. Cuenta el autor la celebración en febrero de la semana de la interculturalidad. Pero, "el Celestino Mutis" es algo más. El crecimiento personal de su alumnado no sólo se produce ante el interesante panorama de las distintas nacionalidades, con sus diversas tradiciones, costumbres, idiomas y religiones. También se produce en la integración de la diversidad de aquellos alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales. "El Rinconcito", el aula específica de autismo, se incorpora a la actividad diaria en la escuela. No sólo conmemorando los días propios, como el de concienciación de autismo o el de la discapacidad, sino realizando todas y cada una de las actividades que diseñan los profesores y profesoras del centro. Solidaridad, mucha. Nuestros alumnos y alumnas, los del colegio de mis hijas, aprenden que la vida es de colores y se muestran ante ella con un "stop racismo" natural y con la obligación ciudadana de creer firmemente que "todos somos iguales" no sólo ante la ley sino ante la vida misma, por eso, por ejemplo, celebramos el Día de la Familia y no el del Padre o de la Madre.
Es un orgullo que mi familia forme parte de la comunidad educativa del CEIP Celestino Mutis. Y podría "sacar pecho" por la enseñanza pública frente a la concertada. Pero, no se trata de eso. Se trata de padres y madres que evolucionan en su pensamiento: nuestros hijos e hijas estarán más preparados y preparadas para formar parte de este mundo que debe ir encaminado a romper fronteras. Pero también se trata de un profesorado cualificado e implicado. Unos o unas ejercen sinergia sobre otros u otras. Nadie se queda atrás.
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