Todo el día escuchando crónicas sobre el debate de anoche. Confieso: me quedé dormida. ¡Será porque ya tengo el voto decidido! Sí, pero no, fue porque andaba bastante cansada y ciertamente la hora de emisión fue bastante inapropiada. Nadie ganó, nadie perdió. Eso dicen. Yo entre sueño y sueño saqué mis propias conclusiones.
Hay dos candidatos con los que no iría ni a la vuelta de la esquina. No sé cómo aún el PP se atreve a poner dela
nte de las urnas a Mariano Rajoy. A un presidente en funciones que pone en alza las cifras de pobreza, de inestabilidad laboral. ¡Increíble! No hay nadie que le diga: "Mariano, por Dios, que hay gente que te escucha y se indigna sólo pensando en su situación personal". El PP siempre ha tenido la "virtud" -por llamarlo de algún modo- de creerse sus propias mentiras sin importarle a quienes iban dirigidas. Lo de Rivera es sencillamente insoportable. No entiendo cómo mi partido pudo pretender gobernar con alguien así. Ya digo, entre sueño y sueño, una frase llamó poderosamente mi atención. "Nosotros no pretendemos derogar las reformas que ha hecho el PP, pretendemos mejorarlas", dijo el joven candidato. Nada, lo dicho, PP descafeinado.
De los otros dos candidatos. Indudablemente me quedo con Pedro. Pablo Iglesias volvió a demostrar que lo suyo es la estrategia política y comunicativa. Da lo mismo, que lo mismo da. Como decían hoy algunos de los dirigentes socialistas, por la mañana es anticapitalista, al mediodía se convierte en comunista y al final de la tarde se da cuenta que lo mejor es ser socialdemócrata. Así que anoche tocaba intentar convencer a los votantes socialistas. Nada en aguas turbulentas, si pensamos que muchos de ellos y ellas se han visto obligados a arrojarse a los brazos de este nuevo partidos por las idas y venidas de muchos dirigentes socialistas. Muy hasta el moño -permítanme la expresión- estamos de algunos de ellos. Y ahí está Pedro, machacando el mensaje de la solvencia y de los logros socialistas en nuestros 137 años de historia. Pedro pone y ha puesto todo su empeño. Pero, la gente está realmente harta y tampoco acompañan algunos reyes de taifas que hay en el partido y que desmotivan enormemente a la militancia.
Por eso, hoy, en las redes sociales impactaban las palabras de Iñaki Gabilondo, un periodista al que no se le puede considerar precisamente "enemigo" de nuestras siglas. Con un "Gillotina o silla eléctrica" titulaba hoy su columna. Casi 'na'. Y en eso que escuchando sus palabras, no puede remediar acordarme nuevamente de la situación del PSOE de Cádiz. Así estamos en la forma de decidir cómo o de qué modo nos suicidamos, si es que ya no nos hemos cortado las venas.
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