El resultado más soñado llegó el domingo. En forma de democracia vistió a Cádiz de izquierdas. Cádiz decidió desechar el azul y cambiarlo por el morado, por el rojo, por el verde, por la infinita gama de colores que representa la izquierda plural de nuestro país.
Los analistas más habidos en esta cuestión avanzan un nuevo tiempo. El tiempo de las minorías que gobiernan por y para todos. El tiempo del consenso, del acuerdo. Difícilmente el PP podrá adaptar las formas para aparentar lo que no es. Por eso Teofila Martínez tras conocer los resultados, en su dualidad de vencedora y derrotada, sólo supo llamar a la responsabilidad de dejar gobernar a la lista más votada. Ni una llamada al diálogo. Al nos une Cádiz.
Sin lugar a dudas, Por Cádiz si se puede pasará a la historia de nuestra ciudad. Por el tiempo récord que empleó en levantar a las masas generando ilusión. Despertó a la ciudad que dormía y a la que las otras fuerzas políticas no fueron capaces de llegar.
Así que toca componer el bendito puzzle con una Corporación tan plural como la de antaño. Y ahí jugará un papel fundamental mi partido. Parece que el destino hubiera puesto como un órdago en la mesa el eslogan socialista de campaña: “gobernar para la mayoría”. Para cuál de ellas, son los mensajes que inundan las redes sociales. La de derechas o la de izquierdas. Yo lo tengo claro. Somos de izquierdas. Así lo creo y lo practico. Pero, menudo papelón sobre la mesa. Y no me refiero al de elegir, sino al de haber quedado tercera fuerza política en la ciudad. Tras los resultados electorales, cuando escuchaba a Pedro Sánchez decir: “somos la alternativa”, miré España, miré Andalucía y miré Cádiz. Y que quieren que les diga. Me inundó el sentimiento confrontado de la alegría por la pérdida de la mayoría absoluta del PP y la tristeza por no ser esa alternativa “sensata” en la ciudad.
10, 8, 5, 2 y 2. ¡Uy! Para mí, complicado y sencillo a la vez. La mayoría plural frente a la minoría mayoritaria. No hay que tener vértigo alguno en esta decisión y pensar exclusivamente en Cádiz. Nada más. Ni sillones, ni posiciones internas de partido. Ni vale un "necesito el visto bueno de losada arriba".
Se presentan por delante cuatro años decisivos para la ciudad y para cada uno de los partidos que obtuvieron representación. La ilusión está puesta en ellos. Defraudar no estará permitido. Más, para los socialistas, que de no acertar en la decisión, tras la derrota, podríamos ir camino de la irrelevancia en la ciudad de Cádiz.
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