Ocho años, 2.920 días, cada una de sus horas y de sus minutos dedicados a desarrollar una de mis mayores pasiones: la política. "El hombre es un animal político" Y la mujer, también. Todos y cada uno de esos minutos, compatibles con mi actividad profesional y con mi vida familiar, empleados en ejercer el mayor de los privilegios que puede tener una persona: ser la voz de tus vecinos, representarlos y con ello hacer del esfuerzo y del compromiso una de las mejores artes para cambiar aquello que no sirve, que no funiona. Ha sido un tiempo "malo" para conseguirlo. Por la negativa continuada del equipo de gobierno. Pero como le decía el otro día a mi compañero y ahora también amigo Fernando Vivas, con la esperanza de que en algún momento "removimos conciencia". Con eso me quedo.
En estos últimos minutos de ese tiempo incompleto, quiero expresar mi agradecimiento. A quienes confiaron en mi para dotarme de esta oportunidad, compañeros y compañeras de partido que me propusieron y apoyaron para estar en esta alta representación del partido. Votantes que en cada una de las dos campañas electorales depositaron su voto eligiéndonos como su opción política. A los compañeros y compañeras de la Corporación, a los que respeté y me respetaron desde las diferencias ideológicas. A mis compañeros y conpañeras de bancada con los que saboreé las mieles de la cuestión y aprendí los sinsabores de la política. En especial, como no, a mi queridísima amiga Marisa de las Cuevas, sin duda nada hubiera sido sin ella. Sabiduría, respeto y buen hacer la acompañan en su vida personal, profesional y política. A María José, nuestra secretaria del grupo municipal socialista, leal compañera donde las haya. Mi agradecimiento especial a los funcionarios y funcionarias del Ayuntamiento de Cádiz, por su paciencia en algunos casos y por mostrarse como lo que deben ser, fieles defensores de una institución centenaria. A los profesionales de los medios de comunicación, en algunos casos por mostrarme la cruda realidad, pero en otros muchos por ser los altavoces de lo que propuse y defendí con pasión. Y finalmente a mi familia que nunca tuvo un no por respuesta, a pesar de los sinsabores en los momentos vividos, siempre poniendo sus hombros para que no decayera en el intento.
Nunca me gustaron las despedidas. Así que esta no lo puede ser. Pero tenía la necesidad de expresar lo que siento. Aquí me tenéis, ahí seguiré, luchando por lo que creo y por lo que quiero, siempre desde el prisma de lo necesario, de la justo, de lo que nos hace libres. De esa democracia en la que creo y la que practico.
Cierro una etapa. Sigo con la vida. Gracias, de todo corazón.
Cierro una etapa. Sigo con la vida. Gracias, de todo corazón.
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