Sinceramente cuando el pasado jueves, de camino a la comisión informativa, leí la propuesta que por urgencia presentaba el PP para regular las intervenciones en los plenos, me hice una pregunta: ¿qué le pasa a esta mujer?. Y una reflexion: la Alcaldesa ha perdido el juicio, lo que plantea es una provocación para con los ciudadanos jamás puesta en marcha. Y pregunté a un alto funcionario del Ayuntamiento: ¿qué quiere la Alcaldesa? ¡que la gente se atrinchere en el salón de plenos! Incomprensible el comportamiento del gobierno municipal. Todas las excusas vertidas en estos días son inconsistentes y falsas. Que en los otros ayuntamientos no hay turno de palabra, que con Carlos Díaz no había turno de palabra..., y ¿qué? ¿todo esto para intentar aparentar algo de democracia concediendo con una benevolencia propia de un emperador o emperadora que alguien haga uso de su derecho a participar en los plenos? Impresionante. No hay forma de vestir el santo. Se trata de una modificación del Reglamento Orgánico del Ayuntamiento que viene a restringir la libertad en la participación ciudadana en los asuntos públicos. Todo ello porque clarísimamente, el PP no cree en esta participación, ni en escuchar a los ciudadanos, ni siquiera en que el salón de plenos es el lugar donde reside la soberanía del pueblo gaditano.
El texto planteado es imposible de asumir. Es inaducuado para su debate. Y es absurdo en su lectura. Y me explico. No puede vestirse de aparente democracia aquello que viene a vulnerar el art. 23 de la Constitucion: el derecho que tienen todos los ciudadanos a participar en los asuntos públicos. Cuando lo que se plantean es que sólo cabrán siete intervenciones por sesión plenaria. Cuando tienen derecho en esa intervención en primer lugar aquellos ciudadanos que nunca intervinieron en otra sesión. Cuando la petición de intervención hay que hacerla con una antelación tal -doce días- que impide la misma sobre asuntos de reciente necesidad. Y cuando para ello hay que cumplimentar un formulario explicando "ampliamente" los motivos por los que se acude al pleno -de una subjetividad esto que dan escalofríos-.
Pero lo más ridículo de todo es: en primer lugar, otorgar tres minutos por intervención -tiempo inventado hasta ahora por la Alcaldesa y que parece de una estupidez tal, puesto que estos ciudadanos y ciudadanas seguirán aguantando horas y horas a cada uno de los concejales y concejalas, en especial las de Teófila Martínez e incluidas las que leen-. En segundo lugar, que los ciudadanos y ciudadanas estén obligados a tratar temas de interés y competencia municipal. ¿Cómo se puede exigir ésto cuando las propuestas del gobierno municipal versan todas sobre temas autonómicos o cuando durante los debates el PP sólo habla de temas nacionales o de lo mal que lo hacen los gobiernos socialistas? Y en tercer lugar, que la Alcaldesa se arrogue una competencia que hasta ahora no tenía. Así cuando las expresiones no gusten, ella podrá retirar la palabra al ciudadano, tras un primer apercibimiento. Ya no tendrá como hasta ahora que aguantar como una "jabata", aunque sinceramente le cueste, aquellas intervenciones que no le parezca bien, teniendo en cuenta la alta sensibilidad que tiene para sí misma, cuando se pasa todo el pleno insultando a los socialistas.
Pero no solo es importante el contenido de la propuesta, sino también las formas en las que se plantea. Su aprobación se producirá mañana en un pleno extraordinario, en el que no está previsto, por tener ese matiz, el uso de la palabra de los ciudadanos. A las 8.30 de la mañana, con difícil cobertura mediática y seguramente imposible asistencia ciudadana. Por vía de urgencia y sin consenso alguno con los grupos de la oposición. Parece que Teófila y su equipo ignoran que el Reglamento Orgánico del Ayuntamiento es la norma de convivencia entre los 27 concejales/as de la Corporación, y de éstos y éstas con la ciudadanía. Y que cuando plantea la modificación de este reglamento, nos afecta a todos y a todas, no solo a los concejales y concejalas del Padtido Popular. Pero así el gobierno municipal deja rastro de su intolerancia, de su falta de democracia, de sus formas fascistoides y de que los ciudadanos le importan poco. Lo contrario, habría sido pactar con la oposición una reforma de este reglamento, tal y como el grupo socialista solicitó en el pleno de mes de julio, y por supuesto, haber llevado esta iniciativa con valentía al próximo pleno ordinario que será en una semana, el 28 de octubre.
Todas estas reflexiones son las que hice en la Comisión Informativa del pasado jueves para votar en contra de la propuesta, junto a mi compañero Gonzalo Pando, ya que mi portavoz no asistió a ella. La realidad es que frente al pueblo, se demuestra que los concejales y concejalas del PP son pocos y muy cobardes.
El texto planteado es imposible de asumir. Es inaducuado para su debate. Y es absurdo en su lectura. Y me explico. No puede vestirse de aparente democracia aquello que viene a vulnerar el art. 23 de la Constitucion: el derecho que tienen todos los ciudadanos a participar en los asuntos públicos. Cuando lo que se plantean es que sólo cabrán siete intervenciones por sesión plenaria. Cuando tienen derecho en esa intervención en primer lugar aquellos ciudadanos que nunca intervinieron en otra sesión. Cuando la petición de intervención hay que hacerla con una antelación tal -doce días- que impide la misma sobre asuntos de reciente necesidad. Y cuando para ello hay que cumplimentar un formulario explicando "ampliamente" los motivos por los que se acude al pleno -de una subjetividad esto que dan escalofríos-.
Pero lo más ridículo de todo es: en primer lugar, otorgar tres minutos por intervención -tiempo inventado hasta ahora por la Alcaldesa y que parece de una estupidez tal, puesto que estos ciudadanos y ciudadanas seguirán aguantando horas y horas a cada uno de los concejales y concejalas, en especial las de Teófila Martínez e incluidas las que leen-. En segundo lugar, que los ciudadanos y ciudadanas estén obligados a tratar temas de interés y competencia municipal. ¿Cómo se puede exigir ésto cuando las propuestas del gobierno municipal versan todas sobre temas autonómicos o cuando durante los debates el PP sólo habla de temas nacionales o de lo mal que lo hacen los gobiernos socialistas? Y en tercer lugar, que la Alcaldesa se arrogue una competencia que hasta ahora no tenía. Así cuando las expresiones no gusten, ella podrá retirar la palabra al ciudadano, tras un primer apercibimiento. Ya no tendrá como hasta ahora que aguantar como una "jabata", aunque sinceramente le cueste, aquellas intervenciones que no le parezca bien, teniendo en cuenta la alta sensibilidad que tiene para sí misma, cuando se pasa todo el pleno insultando a los socialistas.
Pero no solo es importante el contenido de la propuesta, sino también las formas en las que se plantea. Su aprobación se producirá mañana en un pleno extraordinario, en el que no está previsto, por tener ese matiz, el uso de la palabra de los ciudadanos. A las 8.30 de la mañana, con difícil cobertura mediática y seguramente imposible asistencia ciudadana. Por vía de urgencia y sin consenso alguno con los grupos de la oposición. Parece que Teófila y su equipo ignoran que el Reglamento Orgánico del Ayuntamiento es la norma de convivencia entre los 27 concejales/as de la Corporación, y de éstos y éstas con la ciudadanía. Y que cuando plantea la modificación de este reglamento, nos afecta a todos y a todas, no solo a los concejales y concejalas del Padtido Popular. Pero así el gobierno municipal deja rastro de su intolerancia, de su falta de democracia, de sus formas fascistoides y de que los ciudadanos le importan poco. Lo contrario, habría sido pactar con la oposición una reforma de este reglamento, tal y como el grupo socialista solicitó en el pleno de mes de julio, y por supuesto, haber llevado esta iniciativa con valentía al próximo pleno ordinario que será en una semana, el 28 de octubre.
Todas estas reflexiones son las que hice en la Comisión Informativa del pasado jueves para votar en contra de la propuesta, junto a mi compañero Gonzalo Pando, ya que mi portavoz no asistió a ella. La realidad es que frente al pueblo, se demuestra que los concejales y concejalas del PP son pocos y muy cobardes.
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