Ese es el primer sentimiento que me vino cuando leí la noticia de la subida para los miembros de la mesa del Parlamento de Andalucía. Vergüenza por una subida de cuatrocientos euros para el Presidente de la cámara autonómica. Una cantidad que es con la única que cuentan muchos andaluces en tiempos de crisis como los actuales. No puede ser, de ninguna de las maneras y menos con ocultación y de tapadillo como parece ser que se hizo. También me asombró la torpeza política que el hecho representa. ¿Es que pensaban que no se iba a enterar la gente? ¿Es que creían que la prensa se chupa el dedo? ¿Es que no imaginaban que siempre hay alguien "afectado" o "agraviado" que se va de la lengua? Me extraña que un hombre de la veteranía política de Manuel Gracia haya cometido semejante error, tal metedura de pata. Ni siquiera el hecho de rectificar más o menos rápidamente sirve ya de mucho. La gente está muy mal, muy descontenta y estas cosas no las perdona, ni debe perdonarlas. No están los tiempos para estas subidas y menos aun para hacerlas con estilo trilero. Mucho perdón hay que pedir. El único consuelo en esta historia que he tenido es la rápida intervención de José Antonio Griñán desautorizando este despropósito y obligando a dar marcha atrás.
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