El Carnaval es la expresión popular mas arraigada de nuestra tierra, por ello es bueno que el gobierno local participe en dignificarla y engrandecerla. Del mismo modo, que se identifica a Sevilla por un feria, a Cádiz se la identifica por su carnaval. Un carnaval de agrupaciones, de más de un siglo de letras y músicas, compuestas por el pueblo y para el pueblo.
Esa fiesta es lo que es, gracias a la participación mayoritaria de las llamadas "callejeras" o "ilegales". No dejo de sorprenderme cada carnaval con estas agrupaciones cuando toman formatos diferentes, tanto en número de componentes como en diferentes fórmulas a la hora de abordar sus repertorios. Así es, cuando era adolescente, y las agrupaciones callejeras podían contarse con los dedos de una mano, me llevaba horas buscándolas durante la semana de Carnaval por las entrañas del casco histórico de Cádiz. Por aquellos entonces las llamábamos "familiares" porque estaban formadas por grupos familiares, peñitas o amigos. Nunca olvidaré el sonido de esos pitos y claves para marcar el compás y sólo con esta resumida orquestación musical podían ser suficientes para pasar un rato inolvidable. Lo que más me llamaba la atención de ellas era su espíritu anárquico, su resistencia a cualquier tipo de organización e imposición de normas. Igualmente me embrujaba su diversidad de repertorios que toman diferentes formas cada año además de la elección de sus propios escenarios, siendo éstos cualquier rincón de la ciudad de Cádiz, fundamentalmente del centro histórico de las mismas. De esta forma disfrutaba de mis carnavales a pie de calle. Puedo decir, que mi actividad en la semana del carnaval ha cambiado desde aquellos tiempos.
No obstante, esta forma de vivir el carnaval no está carente de necesidades. Es preciso una serie de mejoras y reorganizaciones con el fin de dignificar la fiesta por antonomasia de Cádiz.
Sus principales quejas están en torno a la falta de acondicionamiento que el centro histórico y que afecta a sus propias actuaciones. Algunas iniciativas que tendría que tomar el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz sería, entre otras: cortar el tráfico gran parte del centro histórico; proveer de WC portátiles no sólo alrededor del centro histórico sino a lo largo de todas las calles, evitando que canten encima de urinarios improvisados. También tendría que reforzar la seguridad y control del tráfico entre sus calles y en la periferia del casco antiguo. Y por supuesto, el aumento de los servicios de limpieza por la noche. Y si el Equipo de Gobierno creyera en la fuerza cultural que tiene el carnaval, en la consideración que tiene la cultura del pueblo, como la denomina mi admirado Pedro Romero, establecería medidas para el archivo y la documentación de estas chirigotas, que aún "ilegales", suponen la prensa del pueblo como las agrupaciones que acuden al Concurso.
Esa fiesta es lo que es, gracias a la participación mayoritaria de las llamadas "callejeras" o "ilegales". No dejo de sorprenderme cada carnaval con estas agrupaciones cuando toman formatos diferentes, tanto en número de componentes como en diferentes fórmulas a la hora de abordar sus repertorios. Así es, cuando era adolescente, y las agrupaciones callejeras podían contarse con los dedos de una mano, me llevaba horas buscándolas durante la semana de Carnaval por las entrañas del casco histórico de Cádiz. Por aquellos entonces las llamábamos "familiares" porque estaban formadas por grupos familiares, peñitas o amigos. Nunca olvidaré el sonido de esos pitos y claves para marcar el compás y sólo con esta resumida orquestación musical podían ser suficientes para pasar un rato inolvidable. Lo que más me llamaba la atención de ellas era su espíritu anárquico, su resistencia a cualquier tipo de organización e imposición de normas. Igualmente me embrujaba su diversidad de repertorios que toman diferentes formas cada año además de la elección de sus propios escenarios, siendo éstos cualquier rincón de la ciudad de Cádiz, fundamentalmente del centro histórico de las mismas. De esta forma disfrutaba de mis carnavales a pie de calle. Puedo decir, que mi actividad en la semana del carnaval ha cambiado desde aquellos tiempos.
No obstante, esta forma de vivir el carnaval no está carente de necesidades. Es preciso una serie de mejoras y reorganizaciones con el fin de dignificar la fiesta por antonomasia de Cádiz.
Sus principales quejas están en torno a la falta de acondicionamiento que el centro histórico y que afecta a sus propias actuaciones. Algunas iniciativas que tendría que tomar el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz sería, entre otras: cortar el tráfico gran parte del centro histórico; proveer de WC portátiles no sólo alrededor del centro histórico sino a lo largo de todas las calles, evitando que canten encima de urinarios improvisados. También tendría que reforzar la seguridad y control del tráfico entre sus calles y en la periferia del casco antiguo. Y por supuesto, el aumento de los servicios de limpieza por la noche. Y si el Equipo de Gobierno creyera en la fuerza cultural que tiene el carnaval, en la consideración que tiene la cultura del pueblo, como la denomina mi admirado Pedro Romero, establecería medidas para el archivo y la documentación de estas chirigotas, que aún "ilegales", suponen la prensa del pueblo como las agrupaciones que acuden al Concurso.
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